Definición:
Son lesiones cutáneas producidas por el virus del papiloma humano.
Este mismo virus puede originar diferentes tipos de estas excrecencias.
Frecuencia:
La aparición de verrugas es más frecuente durante la infancia. Esto
se debe a que el sistema inmunológico de un adulto ya ha creado defensas
contra el virus del papiloma humano o, al menos, contra alguno de sus
tipos.
Por el contrario, el sistema inmune de un niño que nunca ha estado en
contacto con el virus todavía no ha desarrollado anticuerpos contra él.
Cada 2 minutos muere una mujer en el mundo a causa del cáncer del
cuello uterino, asociado directamente al virus del papiloma humano.
Dos terceras partes de las personas que tienen contacto sexual con
una persona infectada por el virus del papiloma humano (VPH),
desarrollan también la infección en un período de tres a seis meses,
según indican las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud.
Con tal índice, el VPH es considerado una de las trasmisiones de
infección sexual más frecuentes, y sin embargo, es poco lo que se ha
difundido sobre esta dolencia.
La mayor incidencia de las infecciones por este virus recaen en la
población femenina, ya que en el cuello uterino se encuentra una zona
conocida como ectopia cervical, área altamente vulnerable al ataque de
los agentes infectantes, por ser muy delgada y sensible, que es la
eversión o salida del tejido endocervical que normalmente está en el
canal cervical y no es visible hacia fuera, de manera que resulta
visible solo cuando exploramos la vagina con el espéculo. Además, por
efecto hormonal, esta zona se hace más evidente y activa en mujeres
jóvenes, en embarazadas y en aquellas que usan anticonceptivos
hormonales, convirtiéndolas en población de alto riesgo a esta
infección.
Clasificación:
Actualmente existen más de 150 tipos conocidos de este virus en
humanos, treinta de ellos ubicados especialmente en el área genital. Sus
cepas se dividen en dos grupos: de bajo riesgo (que no producen cáncer,
pero si las llamadas verrugas genitales o condilomas) y los de alto
riesgo, que pueden producir lesiones intraepiteliales que, de no ser
tratadas, pueden evolucionar hasta generar un cáncer invasor de cuello
uterino.
Contagio:
Las verrugas se transmiten por contacto directo. Necesitan una puerta
de entrada, que suele ser una pequeña rotura en la piel o en las
mucosas.
Pero estas lesiones no sólo se contagian de persona a persona.
También es posible contraerlas tocando un objeto o pisando un lugar
contaminado con el virus, algo que puede ocurrir en piscinas, gimnasios o
duchas.
Sin embargo, es falsa la creencia popular que afirma que la sangre
procedente de una verruga es capaz de trasmitir estas lesiones cutáneas a
cualquier parte de la piel con el que entre en contacto. Esto se debe a
que el virus no está en la sangre, sino en la piel.
Además, hay otro tipo de patologías cutáneas a las que coloquialmente
se llama verrugas pero no lo son. Se trata de lunares abultados, de
fibromas y de distintos tipos de tumores benignos de la piel.
Elementos de riesgo:
Adicionalmente, existen varias condiciones que ayudan a que el VPH
desarrolle lesiones en el organismo que puedan degenerar en cáncer.;
éstas son:
• Estados de desnutrición.
• Antecedentes de múltiples partos.
• El uso prolongado de anticonceptivos orales.
• Otras infecciones ginecológicas.
• Presencia de enfermedades autoinmunes.
• Y en especial el tabaquismo.
• Estados de desnutrición.
• Antecedentes de múltiples partos.
• El uso prolongado de anticonceptivos orales.
• Otras infecciones ginecológicas.
• Presencia de enfermedades autoinmunes.
• Y en especial el tabaquismo.
El VPH es menos frecuente en los hombres ya que, a diferencia del
área ectópica en la mujer, la piel del pene es más gruesa y se encuentra
queratinizada. De manera que para que el virus penetre en el epitelio,
debe haber presencia de micro fisuras en la piel del pene o el escroto,
que pueden ocasionarse por la frotación durante el coito.
Síntomas
Pueden surgir en diferentes partes del cuerpo, pero lo más común es
que se den en la cara, en las manos y en los pies, las zonas más
expuestas a traumatismos. De esta manera, si se producen pequeñas
heridas, por ahí penetra el virus.
Las verrugas vulgares se presentan como elevaciones papulosas, de
tamaño y número variable, con una superficie en cresta de gallo. Por su
parte, las verrugas filiformes son delgadas, están unidas a la piel por
un estrecho pedículo y aparecen generalmente en los párpados.
Las planas suelen ser múltiples y localizarse en la cara, mientras
que las plantares se dan en las plantas de los pies y son más frecuentes
en personas que tienen la costumbre de caminar descalzas.
Asimismo, las verrugas ano genitales, también llamadas condilomas
acuminados, se caracterizan por esta peculiar localización y por su
posible transmisión sexual.
En el caso de trasmisión sexual, la única señal externa de esta
enfermedad es la aparición de verrugas genitales, que en el caso de la
mujer se ubica en la vulva, pared vaginal, ano y periné; en el caso del
hombre, se desarrollan en el prepucio, glande, cuerpo del pene, escroto y
región perianal (en el caso de las relaciones anales). En algunos casos
estas lesiones pueden estar acompañadas de prurito o sensación de
escozor. Sin embargo, la mayoría de las personas infectadas no sufren
los efectos del contagio, ya que el VPH puede permanecer en estado
latente por mucho tiempo sin producir cambios aparentes. De allí que
muchos portadores ni se enteran que tienen el virus, pero tienen la
posibilidad de infectar a otros.
Hay virus del papiloma humano capaces, incluso, de hacer que una
verruga genital se transforme en cáncer. Sin embargo, otros tipos de
este virus originan condilomas que no degenerarán en un tumor.
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